Winston dejó de escribir, en parte porque sufría de calambres. Él no sabía por qué había escrito ese torrente de basura. Pero lo curioso fue que mientras lo estaba haciendo, un recuerdo totalmente diferente se había aclarado en su mente, al punto que casi se sintió igual tentado a escribirlo. Ahora se dio cuenta de que era por este otro incidente por el que de repente había decidido volver a casa y comenzar a escribir hoy el Diario.