La hija del huracán

El día que se marchó y no me llevó consigo, decidí que iría a buscarla. Cuando la encuentre, le recordaré que soy Caroline Murphy, su única hija, y que me quería demasiado para dejarme atrás. Entonces ella se reirá, admitirá su error y me abrazará. Y, aunque la mayoría de gente quiere soltarse a los pocos segundos de que los abraces, mi madre no me soltará hasta que yo se lo pida; y, si de mí depende, nos quedaremos abrazadas para siempre.

Verá, a veces las amistades no duran y no es culpa de nadie en particular. Es así, sin más.

—No, no necesariamente. El tiempo es algo que nosotros hemos construido en nuestras cabezas. No es real en absoluto. Los años antes de que yo naciera, los días que estoy viva y las cosas que sucederán cuando me muera son lo mismo, Caroline. Los espíritus pueden ser amigos del futuro o gente de nuestro pasado. ¿Quién sabe? A lo mejor alguno de los espíritus que veo soy yo misma

decírtelo.
—Y también la de que se haya llevado a mi madre.
Y siento, con todo mi corazón, que eso es justo lo que ha sucedido. O quizás lo que yo deseo que haya sucedido. Eso explicaría por qué mi madre me abandonó; explicaría que no lo hizo a propósito

¿Pero es posible llegar a ese sitio si no te lleva un espíritu?
—No me has escuchado. No podrás salir de allí.
—No importa —digo, y es la verdad. Si estoy atrapada allí y mi madre también, eso significa que estaré con mi madre. El lugar donde estemos no importa; no importa si no volvemos a Water Island o a Santo Tomás

—¿Por qué tiene la directora Joe una foto de tu madre? —me pregunta.
—Eran las mejores amigas —le digo, y casi añado: y estaban enamoradas—. Me la voy a quedar

cierto.
—He pensado mucho en nuestra amistad, Caroline, y me he dado cuenta de que te echo de menos demasiado como para perderte. Sigo queriendo ser amiga tuya, si tú quieres… aunque lo que sientas sea pecado

lo mejor soy feliz, normal y popular, tanto como Anise Fowler. A lo mejor estoy enamorada de un chico, como el resto de las chicas de clase. O quizás mi madre no conoció a mi padre en otro universo y, por lo tanto, yo ni siquiera existo. A lo mejor este es el único universo en el que estoy aquí y soy yo, y solo hay un universo con una Caroline Murphy

A lo mejor, simplemente, estoy loca. Aún más loca que el hombre que escupe a los turistas en el embarcadero. Tan loca como siempre he temido estar.
Pero si es real —si la mujer de negro existe, igual que existo yo y hablo y camino—, sé que tiene algo que ver. Con todo. Sabe algo sobre mi madre y pienso hacer que vuelva

Sigue hablando y me cuenta lo mucho que realmente significó esa carta para ella, que se llevó el diario a casa para leerlo una y otra vez, y que a ella tampoco le gustaría nada más que casarse conmigo, algún día, cuando seamos mayores. Aún no estoy segura de creerla por completo, pero cuando me fijo en que sus ojos me miran con toda la seriedad del mundo, sé que dice la verdad. Podría echarme a llorar