James expone concisamente en las pocas páginas de este relato, ese difícil trayecto que separa al escritor de su crítico, ese abismo que divide dos mundos irreconciliables pero a su vez mutuamente necesarios. Aquí se nos presenta a un joven crítico literario que es invitado por un prestigioso semanario a escribir sobre el gran escritor Hugh Vereker. La admiración de este joven muchacho por el consagrado escritor se manifiesta en un artículo de prensa excelentemente elaborado y donde abundan las loas al autor.