es
Books
Luis Maura

Niño santo

  • Parásitoshas quotedlast year
    Me planteé si existían realmente los pecados y si debían preocuparme o no. ¿Por qué mis besos con Mario eran un crimen y no los de un hombre y una mujer? ¿No había el mismo amor en ellos? ¿No existía ternura y cariño en nuestro abrazo?
  • Parásitoshas quotedlast year
    Crecí convencido de ser un pecador porque alguien lo había dispuesto así, pero en aquellos momentos dudé de la existencia de ese alguien.
  • Parásitoshas quotedlast year
    Notaba una brisa fuerte en las mejillas, que nos despeinaba. El cigarro había caído a un lado y se consumía a gran velocidad sobre la gravilla del campanario. Lo miraba de reojo viendo cómo la parte gris avanzaba, como si se fumase solo, como un reloj de arena que midiese nuestro tiempo en ceniza.
  • Parásitoshas quotedlast year
    Nadie quería algo así en su familia. La propia Iglesia los repudiaba, o eso le había oído decir a Don Evaristo en alguna ocasión. Eran pecadores. Eran viciosos. Iban a arder en el Infierno. Con aquellos golpes mi padre lo único que pretendía era marcarme el camino a seguir, alejarme del pecado. Evitarme un fatídico destino, como el de mi tío Luis. Era curioso ver que, a pesar de ser contrario a la Iglesia, mi padre compartía algunas de sus opiniones.
  • Parásitoshas quotedlast year
    Me contemplaba como si me viese por primera vez, como si yo acabase de nacer y estuviese llorando, cubierto de sangre y otros fluidos. En parte así era. Acababa de venir al mundo y lo único que quería era morirme. O matarlo. Matar a Lucas, también, por chivato, por injurioso, por falso, por delator, por mal hermano. Matarlos a los dos y prenderle fuego a la casa.
  • Parásitoshas quotedlast year
    Mi padre me golpeaba la espalda como si tratase de matar moscas sobre mí, pero en todo momento el único insecto al que pretendía aplastar no era otro que yo mismo. El dolor era agudo y me llegaba hasta los huesos, pero lo que más daño hacía era la humillación de saber que cada uno de esos golpes estaba tatuando para siempre la palabra «maricón» en mi piel. «Maricón» en el brazo. «Maricón» en el omóplato derecho. «Maricón» en las lumbares. «Maricón» en el trasero. Ya no había duda. La palabra que ni él mismo se atrevía a pronunciar era la que mejor me definía y la que me marcaría de por vida.
  • Parásitoshas quotedlast year
    ¿Dónde estaba Dios? Miraba el plácido rostro de la figura en la pared, traicionado, vendido, maltratado, condenado y, aun así, sereno. Quería ser como Cristo, aceptar el castigo, pero no podía, no quería sufrir como él. No tenía madera de santo. Lo único que tenía era miedo. Un miedo atroz.
  • Parásitoshas quotedlast year
    —Como sigas protegiéndole tanto al final se va a volver maricón.
  • Parásitoshas quotedlast year
    Se besaron sin saber besar, como solo besan los jóvenes, bendecidos por un enorme sol naranja que comenzaba a desaparecer entre los campos de trigo.
  • Parásitoshas quotedlast year
    Me acababa de transformar en una estatua de sal, como la mujer que volvió la vista atrás para contemplar Sodoma por última vez.
fb2epub
Drag & drop your files (not more than 5 at once)