Chelsea Girls

No se puede forzar una historia que no quiere ser contada. Era uno de aquellos años. Yo estaba caminando por una colina rumbo a Falmouth Heights, bajo un sol resplandeciente que hacía brillar aún más aquella canción, Good Morning Starshine, que sonaba en todas las radios, las oía desde la calle que bordeaba el mar, y en la playa millones de guijarros espejeaban y el océano Atlántico se llenaba de flechas de luz. No hubiera podido soportar ese verano sin todo eso

Es por eso por lo que nunca voy a dejar de beber del todo. Porque entonces sería una alcohólica. O una exalcohólica. Feo feo feo.

especialmente si eran lesbianas, todo se convertía en una especie de actuación. Mary Turner me puso la mano en el hombro. Empezó a jugar con mi pelo. Era todo increíble. Te gustó la comida, me preguntó. Sí, me gustó. Por casualidad tú mmm… Yo le seguía la

Sara dijo que yo parecía más joven y que mi nariz era más pequeña porque aún no me la había roto. Tienes los ojos apáticos.

bastante cruel. Se burlaba de mí porque decía que no sabía follar, aunque me hubiera perseguido para conseguir lo que quería y luego pretendiera que me portara como una butch a pesar de que yo era evidentemente femme

El miedo a que no me entiendan es el miedo más grande, pensé tumbada en el suelo del lavabo a las once de la noche.

sueños en los libros y en las películas son trampas: o son inventados porque la escritora es demasiado cobarde para decir la verdad, o realmente tuvo un sueño que cree que es importante contarle a todo el mundo, cuando en realidad solo le importa a una persona, la q

Soñar es como emborracharse sola. Cuanto menos vives, más sueñas y más fantásticos y absurdos son tus sueños. Seguro que eso es todo lo que hacen los muertos, soñar eternamente, y los sueños son un entrenamiento para ese tránsito.

hombres de pelo oscuro. Estaba Tyrone Power y una infinidad de chicos en los cómics: Super Boy, Reggie, Tino de La pequeña Lulú

Un grupo de chicos guapos de barrio residencial, de dieciocho y diecinueve años, como yo, todos con sus coches propios, me habían destrozado por dos motivos: estaba borracha y no me conocían.