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Gabriel Eljaiek-Rodríguez

Selva de Fantasmas

Selva de fantasmas examina un segmento de la historia cultural latinoamericana, mediante la llamada tropicalización de lo gótico, un mecanismo de reciclaje y transformación del género gótico. Este dispositivo saca de su contexto a personajes y temas para hacer visibles las dinámicas de construcción del otro y enunciar aquello que es innombrable: la violencia, las desigualdades sociales o los tabúes culturales, como el incesto, según sea el caso. Al proponer la existencia de este mecanismo, el libro rompe —en los estudios literarios, cinematográfi cos y culturales latinoamericanos— con cadenas de relaciones temáticas y geográfi cas fi jas del gótico, como la tríada vampiro-castillo-Transilvania, y lo reubica en entornos suramericanos, que no se consideraban aptos para el género: la selva del Chaco, la tierra caliente colombiana y la selva urbana de Ciudad de México. A través de un recorrido por los textos de Horacio Quiroga, las películas de Carlos Mayolo, las de Luis Ospina o las mexicanas protagonizadas por El Santo, entre otros, Selva de fantasmas revela los mecanismos con los cuales el género gótico ha adquirido su propia identidad en Latinoamérica.
388 printed pages
Copyright owner
Bookwire
Original publication
2017
Publication year
2017
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Quotes

  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quotedlast year
    oe, donde el personaje se enfrenta al horror de su destino y la imposibilidad de escapar; y del uso del terror, algunas narraciones de Henry James, en las que la presencia de lo aterrador aterroriza; valga la redundancia, pero sirve a un propósito posterior
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quotedlast year
    Según Punter, “el horror, podríamos decir, es crudamente terminal; tiene que ver con lo que nos asusta o nos desagrada hasta el exceso. El terror, por otro lado, tiene el sello distintivo de un régimen; es a la vez más profundo y menos totalizante que el horror y nos ofrece la posibilidad dual de zambullirnos en una condición de abyección política, al tiempo que pensamos en la fuga hacia un reino donde el terror ha cesado. [...] El horror, podríamos decir, induce o fomenta la impotencia; con el terror podemos obtener un cierto sentido de nosotros mismos y volver a un mundo que será sin duda más triste, pero también más sabio” (“Terror” 244; traducción del autor). Un ejemplo del uso del horror serían los cuentos claustrofóbicos de
  • Denise E. Ocaranza Ordóñezhas quotedlast year
    antasmas, vampiros, licántropos, dobles y demás horrores góticos se mudaron definitivamente de las profundidades del viejo continente a espacios más cálidos en Latinoamérica: mansiones en las lomas de Chapultepec, casas en alguna colonia de Ciudad de México, haciendas en las afueras de Cali o en palacetes en la selva Misionera. Muchos de ellos aún son extranjeros, mientras otros han adquirido nacionalidad, se comportan como naturales y se mezclan con sus masas-presas en las ciudades; otros se encontraron a gusto entre las aristocracias locales y hasta se reprodujeron. Todos hacen parte de un gótico latinoamericano construido a través de un mecanismo de tropicalización, productor de obras literarias y cinematográficas que, además de entretener, apuestan por cuestionar el contexto del cual provienen y preguntarse por la mejor forma de representar los propios fantasmas y monstruos, los cuales aún afligen los entornos latinoamericanos

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