La sangre de Cristo nunca me
ha fallado –cantaban
pasados de frío esos maldtitos
Yo sé mi Dios que somos uno
y que subidas de luz las sábanas del Iguazú
se llaman Nuestra Señora
y todo el amor de estos paisajes: los tendidos de
mi soledad, de mi hambre, sí míralos
los tendidos del Señor