Nunca es fácil educar solo a los hijos… El progenitor se siente a veces cansado y superado por una carga de trabajo y de responsabilidades que no puede compartir con nadie en la vida cotidiana. Pero también hay buenas noticias: contrariamente a lo que se ha venido diciendo, la situación no produce necesariamente un cúmulo de problemas en los niños. Este libro aclara muchos prejuicios sobre el tema y propone pistas concretas para vivir mejor el día a día: Cómo no crear un dúo demasiado cerrado; Cómo mantener un espacio para el progenitor ausente; Cómo tener tiempo para su propia vida; Cómo evitar la trampa de la sobreprotección; Cómo asumir toda la autoridad; Cómo arreglárselas con un presupuesto limitado; Cuáles son los riesgos a la hora de lograr la identidad sexual del niño; Cómo abordar la adolescencia…