Cosas que dejamos en el olvido

me llevaba al cielo sin piedad. O a lo mejor era al infierno. Me daba lo mismo.

Y lo que me hacía no parecía el resultado del odio. Parecía una veneración

Y lo que me hacía no parecía el resultado del odio. Parecía una veneración

Y lo que me hacía no parecía el resultado del odio. Parecía una veneración

demostración casual de fuerza

Puesto que no podía impedir que sucediera, por lo menos podía sufrirlo con él.

Puesto que no podía impedir que sucediera, por lo menos podía sufrirlo con él.

—Tienes cara de estar a punto de arrancar el volante de la columna de dirección —⁠observó Nolan con suavidad.

Le lancé otra mirada fría.

—Vale, como quieras. No se te nota, pero es la sensación que das. Soy observador de cojones. No me odies.

¿Es que todos teníamos la misma herida por culpa de nuestros padres? ¿Era necesario que todos los hijos desafiáramos a nuestros padres para convertirnos en hombres? ¿Había siempre un ganador y un perdedor, o existía otro rito de iniciación, un camino diferente para ganarse el respeto?

Me encanta pasar tiempo con Chloe y Waylay, y ver cómo se convierten torpemente en personas algo menos salvajes y más hormonales.