Tanto si participas en una fe popular como si tomas un rumbo independiente, tanto si confías en la creación divina como si te aferras a la severa objetividad física, tus nociones sobre la verdad definen el contexto general de tu vida. En este sentido, todos somos seres espirituales, ya que todos tenemos ciertas creencias sobre la verdad. Incluso no confiar en nada puede considerarse parte de un sistema de creencias espirituales.
Tu crecimiento espiritual es una parte integrada del proceso de desarrollo humano. La verdad, el afecto y el poder mayor no prescriben una doctrina espiritual determinada, por lo que hay mucha libertad para investigar una mezcla de creencias. Sin embargo, el ideal más elevado para tu doctrina espiritual es llegar a ser inteligente.
Si tus creencias no cumplen con las necesidades de ser inteligente, como mínimo, no pueden considerarse espiritualmente sólidas, ya que estarían violando los principios universales. Si una doctrina espiritual cede a la falsedad, si te desconecta de la vida, o si te rompe, infringe las reglas y sólo te llevará por el camino equivocado.
El condicionamiento social nos enseña a tener vínculos seguros con nuestras nociones espirituales hasta el punto de mezclar dichas nociones con nuestras identidades. En este libro, te desafiaré a ver tus sentimientos espirituales con verdad, afecto y poder. Mi objetivo no es convertirte para que te acojas a una práctica concreta, sino más bien ayudarte a aportar una mayor conciencia a tu vida espiritual actual.