Las fiestas de quince años suelen tener una buena dosis de drama inconsecuente; el vestido roto, el primo borracho, el mariachi que no llega... tonterías que pasan al anecdotario familiar o un video en youtube con muchas vistas.
Esta no es una de esas fiestas. Lo que pasó en estos quince años es una revoltura de mala suerte, malas decisiones, malas prácticas e ilegalidad que arrastró a un montón de gente a las tripas de un sistema de injusticia. Ocho años después siguen no han podido escapar y ponerse, finalmente, de pie.