Estadio de Maracaná, Rio de Janeiro. 3 septiembre de 1989. La selección chilena de fútbol se jugaba el pase al Mundial de Italia 90 contra el equipo brasileño. Necesitaban el triunfo, y Roberto Rojas, alias el Cóndor — capitán de la selección, arquero e ídolo nacional—, estaba dispuesto a hacer lo que fuera para conseguirlo.