La ciencia ficción. Su carácter humanista. Y el humor como respuesta a casi todo. Esas fueron algunas de las claves de la obra de Kurt Vonnegut.
Pero la idea del episodio de hoy no es repasar el legado del escritor estadounidense sino contar un episodio que lo pinta de cuerpo entero. En 2006, un grupo de estudiantes de Nueva York recibió una tarea particular: escribir cartas a sus escritores favoritos invitándolos a visitar su colegio secundario.
Ninguno respondió, salvo Vonnegut. Dijo que no podía hacer la visita, pero los compensó con esta carta preciosa. Un texto lleno de ingenio, de ternura y, por qué no, una lección de vida.
Lee el actor Ariel Osiris.
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Estimados alumnos del Colegio Xavier, señora Lockwood y el resto de los profesores:
Les agradezco sus amistosas cartas. Seguro que saben cómo animar a un anciano de 84 años en sus últimos años de vida. Ya no hago apariciones públicas porque me parezco cada vez más a una iguana.
Lo que tenía para decirles, además, no me llevará mucho tiempo. A saber: practiquen cualquier tipo de arte. La música, el canto, la danza, la actuación, el dibujo, la pintura, la escultura, la poesía, la ficción, el ensayo, el reportaje... No importa lo bien o lo mal que lo hagan. No lo hagan para conseguir dinero y fama sino para experimentar el devenir, para descubrir lo que llevan dentro, para hacer crecer el alma.
En serio. Quiero decir que desde ahora mismo hagan arte y haganlo durante el resto de sus vidas. Hagan un dibujo divertido o bonito de la Sra. Lockwood, y regálenlo. Bailen en casa después de la escuela y canten en la ducha y así sucesivamente. Hagan una cara en su puré de papas. Finjan que son el Conde Drácula.
Aquí hay una tarea para esta noche y espero que la señora. Lockwood los repruebe si no la hacen: escriban un poema de seis líneas sobre cualquier cosa, pero rimado. No se puede jugar al tenis sin red. Haganlo lo mejor que puedan. Pero no le digan a nadie lo que están haciendo. No lo muestren ni lo reciten a nadie, ni a su novia, ni a sus padres, ni a la señora Lockwood. ¿De acuerdo?
Rompanlo en pedacitos y deséchenlo en receptáculos de basura muy separados. Descubrirán que ya han sido gloriosamente recompensados por tu poema. Han experimentado el devenir, han aprendido mucho más sobre lo que hay dentro de ustedes y han hecho crecer su alma.
Que Dios los bendiga a todos.
Kurt Vonnegut