¿Cómo comprender el pasado, es decir, los años como colonia española una vez que se alcanzó la Independencia? ¿Se puede congeniar el desarrollo de instituciones todavía embrionarias con el carácter libertario de las nuevas generaciones? ¿Qué debe reflejar una Constitución y cuáles son las materias que es mejor dejar en la legislación ordinaria? ¿Cuánto de libertad y cuánto de orden?
Son las preguntas que atraviesan este libro y que se encontraban, por cierto, a la base del primer debate historiográfico de nuestra república, aquel que protagonizaron Claudio Gay, Domingo Faustino Sarmiento, Antonio Varas, Jacinto Chacón, Antonio García Reyes y, especialmente, Andrés Bello y José Victorino Lastarria. Los dos últimos representaban visiones por completo diferentes de entender la historia: para el primero, entonces rector de la Universidad de Chile, resultaba crucial narrar los hechos de la manera más fiel posible, de cara a evitar la politización del pasado. Para Lastarria, en cambio, los hechos solo eran significativos en la medida en que apuntaban al perfeccionamiento humano y social.
La discusión, como ilustra Iván Jaksić en su admirable ensayo introductorio y en la selección de textos publicados en la prensa en la década de 1840, irradia hasta nuestros días, pues de lo que se trata es de pesquisar los vínculos entre historia y política, vislumbrar las formas de apropiación del pasado y sopesar las distintas intensidades que se quiere imprimir al cambio cultural. Todos, claro está, temas fundamentales tanto para los estudiantes de historia como para cualquier ciudadano interesado en conocer las ideas que agitaron los orígenes de la nación.