El Emperador romano Claudio, con ayuda de Mesalina y consejos de su amigo Herodes Agripa, gobierna con tranquilidad Roma. Pero la mujer de Claudio es en realidad una mujer promiscua, perversa, que consigue que aquellos que se niegan a acostarse con ella sean sentenciados de muerte. Se inventa el móvil y convence a Claudio de que le son infieles o han cometido incesto. Claudio tarda en percatarse de la realidad y es Calpurnia, su vieja amiga prostituta, quien le abre los ojos. Mientras tanto, Mesalina y Silio quieren quitarle el poder.