para instaurar unos patrones de conducta y moralidad más parecidos a los de la burguesía que frecuentaba el Bois de Boulogne y el Parc Monceau. Los promeneurs obreros no eran exactamente como los burgueses que seguían emulando a los flâneurs de la era pasada –señala Constant–, dado que su tiempo libre estaba limitado a los domingos y algunos festivos. Sus actividades tenían un carácter más consumista y recreativo. Los elementos artificiales y extravagantes del parque guardan cierto parecido “con los productos espectaculares exhibidos en las tiendas que se sucedían en los bulevares de moda de la ciudad, con una ‘naturaleza diseñada’ (engineered nature) dispuesta para el consumo estético de la clase obrera [