"Socialmente se insiste en separar el cuerpo de la mente. Cultivamos una educación rota por la desconexión entre esas partes fundamentales del ser humano, creando analfabetos emocionales. El instinto, la emoción y la mente se dividen en una lucha constante entre lo que queremos y lo que creemos, lo que deseamos y lo que debemos. Si te avergüenza o te asusta tu deseo, lo mitigarás con alguna creencia o alguna justificación para no encararte a él. Si, por el contrario, solo te mueves por tus necesidades instintivas, serás más parecido a un orangután falto de la comprensión de un ser humano. La presión por adaptarnos al exterior en la búsqueda de aceptación es, en muchas ocasiones, incompatible con nuestros verdaderos impulsos y emociones. Este es el verdadero malestar interior que afecta a nuestra sociedad."