Como consuelo, ofrezco esta oración atribuida al gran teólogo germano-americano Reinhold Niebuhr (1892-1971), quien puede que la pronunciara en 1937, desde las profundidades de la depresión económica planetaria anterior a la actual: «Dios mío, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que sí puedo cambiar y la sabiduría para distinguirlas».