—Don José.
—Em—contestó el viejo como despertando.
—He terminado ya.
—¿Qué cosa?
—Las fórmulas para llamar á los espíritus consignadas en los antiguos códices de la ciencia.
—¿Haber?
—¿Quereis que os las lea?
—Sí, será bueno.
Don Cárlos comenzó su lectura.