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Jennifer L. Armentrout

Un alma de ceniza y sangre

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Quotes

  • Lilen Altamiranohas quoted9 months ago
    Kieran dio un paso atrás cuando otra grieta poco profunda cortó a través del suelo por debajo de la cama.

    —¿Qué diab…?

    Una luz plateada brotó de pronto y se extendió por las grietas de la piedra. La luz de la luna palpitó y luego se mantuvo brillante, revelando la forma de un círculo con una cruz puntiaguda superpuesta en el centro. Un símbolo en atlantiano antiguo. No, eran dos símbolos. El círculo y la línea a través del centro eran la vida. La línea de la parte superior representaba la muerte.

    Vida y Muerte.

    Sangre y Hueso.

    La intensa y brillante luz se fue difuminando y el retumbar cesó. Los dos nos giramos hacia Poppy.

    Apareció un resplandor debajo de su piel, uno que iluminó el delicado entramado de venas a lo largo de todo su cuerpo… lo iluminó de eather.

    —Por todos los dioses —susurró Kieran.

    Oscilé sobre los pies. La esperanza y el miedo que había mantenido a raya desde que Poppy se sumió en su estasis colisionaron con fuerza.

    Poppy sabría quién era.

    Nos reconocería.

    Me dije eso una y otra vez como una plegaria a los dioses que sabía que ya no dormían.

    —Por favor —susurré, la voz quebrada.

    La luz de sus venas se apagó. Apareció una franja plateada, y después se congregaron unas sombras bajo su piel, como turbulentas nubes de tormenta. Ambas cosas se deslizaron juntas por su pecho, por encima de sus brazos y piernas, un caleidoscopio de luz y oscuridad. El poder de la vida y la muerte llegó a las puntas de sus dedos.

    Los dedos de Poppy se movieron.

    Caí de rodillas al lado de la cama. Me arrodillé como un imbécil mientras Kieran se inclinaba de golpe hacia delante y plantaba las palmas de las manos en la cama. El tiempo dio la impresión de ralentizarse, avanzaba a paso de tortuga, cada segundo pasaba demasiado deprisa y, al mismo tiempo, no lo bastante deprisa, mientras los poderes giraban juntos en espiral bajo su piel.

    Los brazos de Poppy sufrieron un espasmo. Una rodilla se flexionó un poco. Meneó los dedos de los pies, luego los estiró.

    Agarré su mano y me estremecí como una maldita hoja bajo el viento.

    —Su piel está caliente. Mira.

    Kieran cerró la mano sobre las nuestras.

    —Lo está —murmuró con voz ronca.
  • Lilen Altamiranohas quoted9 months ago
    Alargué un brazo para retirar el pelo de su cuello. Las dos heridas punzantes me provocaron una reacción visceral. El repentino e intenso fogonazo de lujuria fue superfuerte. No recordaba haber reaccionado jamás de esa manera a la imagen de un mordisco mío.

    Mis dedos se deslizaron de su mejilla a la piel justo por encima del mordisco. Poppy… las cosas simplemente eran diferentes con ella.

    Siempre.

    Sus ojos aletearon antes de abrirse, conectaron con los míos. No dijo nada. Yo tampoco, aunque esperaba que exigiese que no la tocara. No lo hizo, pero retiré la mano de todos modos, pues había aprendido a no tentar a la suerte.

    —¿Cómo te encuentras? —Poppy arrugó la nariz y luego se echó a reír—. ¿Qué?

    —No puedo creer que me estés preguntando qué tal estoy cuando te apuñalé en el corazón.

    —¿Crees que deberías ser tú la que me hiciera la pregunta a mí? —repliqué. Cuando no dijo nada, mi sonrisa se ensanchó—. Me alivia saber que te importa. Estoy muy bien.

    —No me importa —farfulló, al tiempo que se sentaba.

    —Mentira —murmuré. La cosa era que sabía que le importaba. No me hubiese quitado el dolor antes si no fuese así, pero Poppy no quería que le importase. Se me comprimió el pecho. No podía culparla por ello. —No has contestado a mi pregunta.

    —Estoy bien. —Contempló el descolorido amarillo de la colcha que tenía por encima.

    —Kieran me ha dicho que te dormiste en la bañera.

    —¿También te ha contado que entró en la sala de baño? —preguntó.

    —Sí. —Sus ojos volaron hacia los míos—. Confío en Kieran —dije—. Llevas varias horas dormida.

    —¿Y eso no es normal?

    —No es anormal. Supongo que estoy… —Fruncí el ceño—. Supongo que me siento culpable por haberte mordido.

    —¿Supones? —farfulló.

    No estaba seguro. Si no la hubiese mordido, jamás habría descubierto que era medio atlantiana. Aunque, a decir verdad, había muchas cosas con Poppy por las que me sentía culpable pero de las que no me arrepentía.

    —Sí, creo que sí.

    —¡Deberías sentirte culpable! —exclamó. Arqueé una ceja.

    —¿Aunque tú me apuñalaras y me dejaras aquí tirado para que muriera?

    Cerró la boca de golpe.

    —Pero no moriste. Obviamente.

    —Obviamente. Apenas me quedé sin respiración.

    —Enhorabuena. —Poppy puso los ojos en blanco. Me reí, divertido.

    A Poppy, sin embargo, no le divertía aquello. Empujó la manta a un lado y se escabulló hacia el otro lado de la cama.
  • Lilen Altamiranohas quoted9 months ago
    —. Cuando fuiste en su busca para traerla de vuelta a la fortaleza, estuviste con ella. Sé que lo estuviste. Te olí en ella.

    —Solo porque se sienta atraída hacia mí no quiere decir que vaya a querer seguir casada con el hombre que la secuestró.

    —O que la liberó —sugirió él, lo cual me hizo fruncir el ceño—. Esa es otra forma de considerar lo que has hecho, ¿no crees? Liberarla.

    Mientras contemplaba la nieve caer, pensé que esa era una preciosa versión revisionista de cómo habíamos llegado a este punto.

    —Maté a las personas que ella más quería, ya sea de manera directa o indirecta. No espero ni busco su perdón, Kieran. No seguiremos como marido y mujer.

    —Si tú lo dices.

    —Lo sé. —Sentí ese cosquilleo en la nuca otra vez, más fuerte que antes.

    Kieran me observaba con la cabeza ladeada.

    —Últimamente, haces eso mucho.

    —¿El qué?

    —Frotar la parte de atrás de tu cuello.

    ¿Lo hacía? Tenía la mano cerca de la nuca, así que sí, lo había estado haciendo.

    —Creo que me ha dado un tirón. —Kieran soltó una carcajada—. ¿Qué? Como si no fuera posible.

    —Sí, sí. —Apartó la mirada—. ¿De verdad crees que Alastir se dejará engañar por este ardid? ¿Y tu padre?

    —Bueno, para empezar, planeo haberme marchado antes de que él llegue aquí. Si es que deja de nevar. Nos marcharemos por la mañana si es posible. Sea como fuere, se lo tragarán… si soy lo bastante convincente —le dije—. Cosa que pienso ser.

    Kieran me miró con los ojos entornados.

    —Por favor, dime que le vas a contar a ella estos planes. Que no vas a…

    —Les anunciaré a todos los presentes en la fortaleza que nos vamos a casar. Eso es solo para garantizar su seguridad mientras estemos aquí.

    —Eso es astuto.

    —Pero ella ya no es un peón, Kieran. Será consciente de todos los detalles de este ardid —juré.

    —¿Y si no está de acuerdo con él?

    Solté el aire despacio.

    —Si no lo está, entonces… no la obligaré. Y sé lo que eso significa, lo que estaré eligiendo —me apresuré a decir, antes de que Kieran abriese la boca—. Así que solo tendré que convencer a Poppy de que me siga el juego en esto.

    Kieran tosió una risa y no pude evitar sonreír.

    —Por cierto —comentó—, tu plan es… una locura.

    —Lo sé. —Seguí la dirección de su mirada hacia la nieve—. Pero no solo funcionará, sino que es lo menos que puedo hacer por ella.

    Kieran se quedó callado durante unos segundos.

    —Pero ¿será suficiente?

    Sabía a lo que se refería. Era algo que no me había permitido pensar demasiado.

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