odemos observar este fenómeno en la obra del artista veneciano del siglo XVI Tiziano (1485-1576), quien produjo multitud de pinturas que podríamos calificar como sensuales o eróticas, o simplemente como “porno blando”. En estas imágenes, a pesar de que las mujeres aparecen desvestidas, no podemos hablar de desnudez, ya que se trata de figuras míticas, de otro mundo, alejadas de lo cotidiano. Para los artistas venideros, algunas de estas representaciones de Tiziano se convirtieron en estándares de referencia a la hora de representar el desnudo femenino. De entre ellas, he escogido como ejemplo la obra Dánae, también conocido como Dánae recibiendo la lluvia de oro (fig. 50). Existen al menos cinco versiones de esta serie de cuadros, todos pintados entre 1553 y 1556. En ellos podemos ver, nuevamente, la influencia el mundo clásico —y, de hecho, de las historias de Ovidio— en el arte de Occidente. Temiendo el cumplimiento de una profecía que anuncia su muerte a manos del primogénito de su hija Dánae, el rey Acrisio la encierra en una mazmorra para cerciorarse de que su castidad permanece intacta, a pesar de lo cual Zeus se