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Alejandra Kamiya

Los árboles caídos también son el bosque

Hay muchas cosas que no tienen nombre. Ciertos momentos del día, como aquel rojizo entre la tarde plena de luz y la noche, ciertos gestos, ciertos ritmos, algunas partes del cuerpo, algunos colores como verdes que no
son ni agua ni musgo

Amanece, una mujer prepara un desayuno perfecto para su marido y su hijo, pero las cosas nunca son lo que parecen y el horror aguarda pacientemente para mostrar su peor cara. Un intercambio epistolar a lo largo de los años mantiene vivo el vínculo entre dos mujeres que se conocen de una manera tan entrañable como solo la verdadera amistad lo hace posible. En medio de una guerra, un soldado japonés cumple sin objeciones una orden tan precisa como incomprensible mientras descubre que la manera en que medimos el tiempo no necesariamente es siempre acertada. Fragmentos de una larga conversación entre una empleada doméstica y su empleadora sugieren mucho más que lo que dicen, aceptan mucho menos de lo que denuncian.
Los cuentos que componen este libro, el primero que publicó Alejandra Kamiya, pronostican lo que será un estilo con marca propia, tan despojado como potente, tan sereno como sorprendente.
Los árboles caídos también son el bosque se ha convertido en un libro ineludible de la literatura argentina contemporánea, al que hoy se le suma un breve texto inédito de Kamiya: Sobre Niimi Nankichi.
105 printed pages
Copyright owner
Bookwire
Original publication
2024
Publication year
2024
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👍👎

Impressions

  • Patricia Suárezshared an impression7 months ago
    👍Worth reading
    🎯Worthwhile

    Maravilloso libro!

  • Gabriela Villashared an impression2 months ago
    👍Worth reading

  • ANTONIA SANTIAGO SANTIAGOshared an impression4 months ago
    👍Worth reading
    🐼Fluffy

Quotes

  • eithan.˚₊has quoted7 months ago
    Y la flor, abierta como una boca que grita. Muda de sentido en su belleza.
  • Alicia M. Mareshas quotedlast month
    Ese olor a amoníaco que agrede las narinas y el espíritu. “Ese no es olor a pescado”, dice a veces, tímida. El pescado tiene olor a mar. Se pregunta si entonces nosotros tendremos olor a tierra.
  • Alicia M. Mareshas quotedlast month
    –Sabés, Teresa, alguien dijo que hay que mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos.

    Después miramos las rosas.

    Era verdad, estaban como contentas, pero no se lo dije.

    Lo negué hasta el final.

    Al día siguiente habían muerto.

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