La ciudad y la arquitectura cuidadoras serían aquellas que:
Atiendan a las capacidades innatas del ser humano, aunque no desatiendan las adquiridas, en toda su diversidad. Una ciudad y una arquitectura que cuidan no pueden requerir una educación previa o la adquisición de un conocimiento preliminar.
Han concebido, como parte fundamental de su diseño, la experiencia que las y los ciudadanos de diferente condición van a tener en ella.
Conciben el tiempo de una forma continua, compatible con la percepción subjetiva, introduciendo como condicionantes de diseño fundamentales lo que sucede antes y después de usar el edificio.
Cuidan y planifican un área mayor a la que ocupan porque comprenden que la buena experiencia de un edificio comienza antes de entrar en él, cuando las y los usuarios se dirigen a él.
Estudian la experiencia no solo en sus dimensiones individuales, sino, también, como un constructo social, empleando, muy probablemente para aprehender esta dimensión social de la experiencia, métodos participativos, bien planificados y evaluados, que informen de su diseño.