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Claudia Hernandez

El verbo J

  • Paulinahas quoted2 years ago
    el distrito hispano es tercer mundo aunque esté en el primero.
  • Natali Sanchezhas quoted5 days ago
    No cesaba yo de decirle cosas que me quería decir a mí misma y no dejaba ella de llorar. Hasta que, un día, por fin, paró. Se puso de pie y comenzó a trabajar en lo que le sugerí. Volvió a los estudios y entró a la política. Volvió a tener un amor y volvió a sonreír
  • Paulinahas quoted2 years ago
    Por eso era importante reír. Por eso había que espantar las penas a como diera lugar. Por eso él debía tener una alegría, o aprender a beber un poco, como le había dicho su primer asignado. O encontrar una iglesia que no lo rechazara. Aferrarse a algo.
  • Paulinahas quoted2 years ago
    se quejan si hay demasiado disfrute (por eso gozamos tan alto como podemos)
  • Nora Alvarezhas quoted2 years ago
    ¿Por qué debía dormir bajo un puente habiendo recursos disponibles?
  • Irlanda Sánchez Juárezhas quoted3 years ago
    ¿Crees que ese color me quedaría bien a mí también? No lo sé. Quizá deberías probar algo que vaya mejor con tu tono de piel. Pero yo quiero verme así de increíble. Tú ya eres increíble. Eso le digo yo, pero no me cree. Creo que lo hace para que no gaste tanto en maquillaje. Es que no lo necesitas. Él sí lo necesitaba. Era una forma de no verse de la manera en que odiaba hacerlo. Era una manera de ser menos él y más una flor. Era la manera que había encontrado para poder sonreír en la fiesta de la niña, una vía para que la gente no notara los golpes que todavía no habían sanado.
  • Irlanda Sánchez Juárezhas quoted3 years ago
    Era una manera de ser menos él y más una flor.
  • Irlanda Sánchez Juárezhas quoted3 years ago
    Había aprendido de su mujer que no debía uno objetar la forma en que San Judas Tadeo entregaba los milagros que se le pedían. Si lo mandaba débil y silencioso como cuando lo rescató del limbo, debían amarlo. Si se enamoraba de hombres, enamorado de los hombres debían aceptarlo, porque era preferible que hiciera lo que hiciera a que no estuviera vivo. Así que, si lo enviaba con tacones altos y labios de clavel como lo había hecho esta vez, debían ofrecerle una silla en la que estuviera más cómodo y un espejo donde pudiera retocarse el maquillaje.
  • Irlanda Sánchez Juárezhas quoted3 years ago
    Podían, si quería, hacerle saber que había llegado a buscarlo cuando llamara. No le garantizaban que fuera a regresar pronto, pero al menos le darían los saludos que seguro le enviaría. No era necesario. Muchas gracias, dijo con la barbilla anunciando el llanto que se vendría en tan solo instantes y que ellos prefirieron no ver para no caer en la cuenta de que su hijo tenía otro tipo de relación con el muchacho apuesto que había llamado a su puerta. No era posible. Ellos lo habían visto toda la vida siempre con mujeres. Con una detrás de la otra. Con demasiadas, quizás. No se explicaban por qué se había quedado con la que les parecía la menos agraciada de todas. Querían pensar que su hijo se guiaba por el interior, como le habían inculcado. Querían creer que su niño era como el resto de los hombres de esa familia y del país de donde esa familia había llegado aunque él hubiera nacido en este. ¿Sería posible que la vida en esa ciudad lo hubiera convertido en otra cosa? ¿Sería posible que algún otro hombre de la familia tuviera las mismas inclinaciones? No
  • Irlanda Sánchez Juárezhas quoted3 years ago
    En todo caso, habría sido solo un hombre que había tenido sexo con otro hombre una o muchas veces, pero no un homosexual. No había homosexuales en esa familia. Podía haber los que quisieran en la ciudad en la que vivían, en ese país o en el mundo, pero no en su familia.
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