«Remuneración pretendida», «aspiración salarial», «compensación deseada»… La mayoría de las búsquedas laborales nos exigen cuantificar qué esperamos a cambio de nuestro trabajo. ¿Cómo establecer ese número sin exagerar ni subvalorarnos? Por otra parte, ¿solo queremos dinero? ¿o buscamos también un ambiente estimulante, un jefe que actúe como mentor, una organización donde “hacer carrera” o simplemente un horario compatible con los cursos de la universidad o la práctica de nuestro deporte favorito? El salario es una cifra, un número, una cantidad de dinero y ciertas condiciones de trabajo. Pero no solo eso. expresa además, para nosotros y nuestro entorno, la valía atribuida al aporte que, desde nuestro puesto, hacemos día a día. esto explica por qué la remuneración puede convertirse con tanta facilidad en un tema tabú o difícil de abordar.