Se abren las puertas y es como si se descorriera el telón. Empieza la obra. Es un día cualquiera en la ciudad de Buenos Aires y a la librería Aquilea entran personajes de todo tipo. Detrás del mostrador está Hernán Lucas, que mira lo que va pasando en ese gran salón, en ese escenario de todas las cosas del mundo y anota, registra. Música para librerías es el relato del día a día de una librería de la calle Corrientes contada por su dueño, un testigo privilegiado del recorrido siempre un poco azaroso que hacen los libros para llegar a las manos de los lectores. Escrito con una prosa limpia y un toque de comedia, este es también un homenaje personal a esos lugares de los que siempre se vaticina su extinción y que ahí están, intactos y llenos de vida, para confirmar la belleza y la fascinación que nos producen los libros.