Así, en el campo publicitario son evidentes ciertas tensiones en la dimensión del mercadeo, en cuanto elaboración de estrategias que se formulan según el estrecho estudio del producto y su mercado, despojadas de sus contextos culturales, sociales y políticos; o en la visión romántica de su pretendido componente artístico, que se concentra en la elaboración de mensajes que apelan a la noción de creatividad, comprendida según las discutibles instancias del “talento” y la “inspiración”. En este caso, resulta claro cómo, en el oficio, la lectura desde la oposición ha llevado a un desfase entre las lógicas de producción (reducidas a contextos ideales) y las lógicas de recepción, que se desarrollan en contextos socioculturales mucho más complejos y, sobre todo, móviles.