Como todas las mañanas, o casi, en un barrio tranquilo, llego por fin a mi minúsculo estudio que alquilo para mi trabajo. Contrariamente a mi madre, terminé por conseguirme un lugar. Incluso en mi oficio, “trabajadora independiente” suena mejor que “puta de guarnición”. Cada cual siente orgullo de lo que puede… Acá, si queremos salir adelante de verdad, no podemos tener otro trabajo. Por eso tomé una decisión que no lo es del todo: me volví puta de tiempo completo.
Estoy por cumplir cuarenta años.