Estas mujeres, según Maximin, resisten estoicamente los envites de la existencia doblándose como tallos al viento, pero sin llegar nunca a partirse por más que este arrecie.
«Mujeres-junco» no faltan, precisamente, en el imaginario de Maryse Condé, cuya propia figura, en tanto que escritora y en tanto que mujer, encaja a la perfección en esta categoría.