Mundos extraños, llenos de nostalgia, de abandono, inocencia y negligencia humana, de la sustancia que compartimos. Y, brillando en la oscuridad, la fosforescencia radioactiva.
"La chica observa mientras teje: lo que está saliendo de la boca del reactor no es vapor. Da lo mismo que traigan a todos los ingenieros del país a repararlo. Es algo más antiguo que escapa a raudales del corazón abierto de la tierra. No es vapor, repite. La risa de su madre restalla en su cabeza."
🤫 Había leído 'Nuestro mundo muerto' de Colanzi hace un par de años, si soy sincera no me gustó. Las tramas y personajes estaban todas sumidas en la penumbra y por ello no me parecieron memorables; los cuentos de este volumen, no obstante, sí alumbran con una bioluminiscencia pulsante incluso cuando más lento avanzan.
Y eso también me gustó de 'Ustedes brillan en lo oscuro", su ritmo pausado, suspendido, configuración de atmósferas en la periferia, de personajes que viajan, parecería, hasta el fin del mundo.
Me gustan sus ambientes liminales, personajes acechados por algo, sus finales que son casi abiertos pero que sí desatan el nudo emocional que planteó el cuento. Y que de paso recuerdan lo más insólito e insondable de la ciencia ficción.
"La luz lo sorprendió esa noche mientras fumaba en el patio, al lado del techo de calamina del galpón. Brotaba entre los fierros que acababa de comprar y se deshacía en un velo lechoso, iridiscente, de múltiples matices, una luminiscencia azul como de estrella o de fondo del mar. Tuvo miedo. Pensó en los muertos, en el diablo, en los extraterrestres."
Es un libro corto, con apenas 6 cuentos, aunque todos tienen una atmósfera semejante y eso les da cohesión; casi hasta una paleta de colores semejante.
Recuerdo todavía a la chica que viaja con su tía para saldar una deuda, a la que cambia el alma por tener ojos verdes, a la figura de Atomito surgiendo del vapor, a los que viven, parece, en una secta, y temen al mundo de Afuera, aunque también sienten vibrar sus artefactos e inventos en la sangre.
Hay una inquietud permanente en los cuentos de Colanzi, cierto despojo, cierta desesperanza, aunque ella nunca duda en sacar a relucir la belleza colateral de todo lo terrible que sucede.
Esta fue una grata sorpresa, que me invita a releer con ojo más crítico las obras de esta autora y releer con más gusto las obras de otros autores bolivianos que me gustan mucho.
"–Ya sé que estás despierta –dijo Olga, de espaldas–. No me busqués, hacé de cuenta que me he muerto.
Se echó a correr por el maizal sin mirar atrás, hacia el rugido de las motos y la electricidad.
Yo me quedé despierta: la risa de Olga hacía temblar los campos.'
Cuentos sorprendentes con viajes a tiempos remotos y de repente ya estás aquí con una población viviendo con radioactividad.
Historias únicas y asombrosas.