La primera parte de este ensayo registra el devenir de dos casos clínicos: al participar en sendos accidentes, Diana y Amanda sufrieron daños cerebrales, y sus cotidianidades quedaron alteradas por completo. Distintos en sus particularidades, ambos casos comparten el trasfondo del lenguaje, la problemática de la comunicación de ideas básicas y complejas desde y hacia quienes han perdido sus palabras.
La segunda sección la forman una serie de notas que comentan y amplían diversos temas tanto literarios como médicos planteados en las narraciones clínicas. Estos textos, plenos de erudición y reflexiones, quizá podrían entenderse como notas a pie de página que buscan redondear en otro ritmo las urgencias del tratamiento médico, pero son también una serie de ensayos que profundizan y potencian los alcances del libro.
Cuando el órgano de las ideas y las palabras sufre un daño profundo, la vida ya no puede volver a ser la misma. ¿Hasta dónde llega la tarea del médico? ¿Qué papel juega a los ojos del paciente y sus familiares? ¿Debe basar su trabajo en la esperanza? Este ensayo afronta los conflictos éticos de la práctica médica, donde ninguna postura es cómoda, y en cuyo tránsito la ciencia debe ir siempre de la mano con el humanismo.