—No sé nada sobre relaciones, Van, pero sé que te amo. Sé que he esperado toda mi vida a amarte y haré todo lo que tenga que hacer para que esto funcione.
Tal vez fue la cosa del amor lo que nunca entendí antes de Aiden. Como el fútbol y el arte, como todo lo que todos han querido siempre, el amor era un sueño. Y justo como un sueño, no había garantías. No crecía de la nada. No florecía sin nada con qué alimentarlo.
Era la mayor de las sutilezas.
Era el más fuerte de los altruismos.
Y podía ser para siempre con alguien que no tenía miedo a no rendirse nunca ante las posibilidades que representaba.