Basta con que Esté Bien. Pretender que toda la casa, la cocina, la alcoba, el patio, el closet, etc., esté perfecta, ya no es posible una vez que lleguan los niños (si alguna vez lo fue). Buscar la perfección puede ser algo que nos lleve a un ciclo “de nunca acabar,” que simplemente se va robando nuestra felicidad