Amalgamar el derecho de asilo con las cuestiones de inmigración y emigración tiene consecuencias fatales. Con la ampliación sociopolítica del concepto de asilo ha aumentado aún más la confusión. No se comprende cómo los inmigrantes son equiparados con dictadores derrocados y delincuentes o con alcohólicos y vagabundos. Por este procedimiento, el de «asilado» se ha convertido en un concepto negativo, censurable.
La confusión intencionada se venga sin embargo de quienes la practican. Porque el querer diferenciar entre buenos y malos según el lema «Yo soy quien decide quién es un “auténtico” peticionario de asilo y quién no» se contradice con el concepto central de asilo.