Y con ella, la sombra también se desvaneció dentro de la boca de Lee. La sangre que había ensuciado los tapetes había sido absorbida gradualmente por su cuerpo, provocando que sus mejillas volvieran a resplandecer con un color saludable. Y de inmediato, gracias al hechizo de la Sra. Haylam, pude ver su pecho subir y bajar