A partir del advenimiento al poder de la dinastía de los Abasidas en Damasco, el año de 749, se iniciaron las traducciones al árabe de muchas obras científicas helénicas, persas e hindúes. Y una vez provistos de este caudal de cultura tan importante, lograron un florecimiento científico cuyo centro estuvo localizado primero en el Cercano Oriente, pero, más tarde, con el desplazamiento de la importancia económica y política a tierras ibéricas, y debido a la larga convivencia entre árabes, judíos, griegos, persas, sirios y cristianos, se produjo un extraordinario desarrollo occidental de la cultura islámica.