en respuesta a la pregunta ¿Cuán solo te sientes? Así, infelicidad y soledad caminan de la mano y a la sombra, ocultas ante las bulliciosas, repetitivas, compulsivas campañas abiertas o subterráneas que procuran vender felicidad artificial y simulacros de contacto y comunicación. La soledad de los (supuestamente) felices es una realidad. La felicidad que nos venden no existe. La soledad que nos ocultan sí.
Se trata de una soledad paradójica. Cada vez hay más personas solas en la era en la que la humanidad está más conectada que nunca. Pero esa conexión no significa comunicación con otra persona, sino contacto con una pantalla. Internet y las redes sociales conectan, pero no comunican. Proporcionan contactos, pero no amistades verdaderas con seres reales. Pura conexión sin alteridad.