Un amigo que se ahorcó, una moza catalana en Londres, una madre con la que no se sabe qué hacer, una pareja que se derrumba mientras camina por la playa, un nieto que vuelve del extranjero sospechosamente rico a la sierra cordobesa, una mujer de provincia que emigra a Inglaterra para cerrar un duelo, una escritora cosmpolita afincada en las sierras, una suegra española tacaña y testaruda en Londres, el mayordomo petulante de una embajada argentina, unos empleados chismosos en un hotel inglés, escritores y boxeadores en la feria de Frankfurt, voraces lectores argentinos en Londres a la caza de raros de la literatura inglesa. Todas esos mundos, todas esas voces, habitan los relatos caminados de Enemigos de la lluvia. Con ellos Martoccia confirma que, como la mejor literatura, su prosa se escribe a partir de un gran saber técnico, mucha incredulidad, un humor oído filoso y un humor singular.