La cara de él parecía estar más cerca cuando repitió:
—No.
—Es demasiado. —No podía dejar de mirarle, no podía apartar los ojos de los suyos, y, a pesar de que estaban casi pegados, seguía susurrando—: Es demasiado…
Entonces sus labios… tocaron los de ella.
En un beso.
La había besado.
A ella. A Lucy. Por primera vez, se trataba de ella. Ella estaba en el centro de su mundo. Aquella era su vida. Y aquello le estaba pasando a ella.