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Rashid Khalidi

Palestina

  • Camila Sanchezhas quoted3 months ago
    El sionismo es una empresa colonizadora y, como tal, depende íntegramente de la cuestión de las fuerzas armadas».
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted6 hours ago
    El doctor Husayn señala cáusticamente que cuando las comisiones oficiales británicas acudían a Palestina para investigar la situación del país en las décadas de 1920 y 1930, cualquier conclusión a la que llegaran que pudiera resultar favorable a los árabes se veía contrarrestada por las presiones sionistas en Londres, donde prevalecía una relación muy estrecha entre los líderes sionistas y varias figuras políticas británicas de alto rango.[113]
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted6 hours ago
    Todo cambió en 1933 con el ascenso al poder en Alemania de los nazis, que de inmediato empezaron a perseguir y expulsar a la arraigada comunidad judía del país. Dado que por entonces en Estados Unidos, el Reino Unido y otros países regían leyes de inmigración de carácter discriminatorio, muchos judíos alemanes no tenían adónde ir salvo a Palestina. El auge de Hitler resultaría ser uno de los acontecimientos más importantes de la historia moderna tanto de Palestina como del sionismo. Solo en 1935 llegaron a Palestina más de sesenta mil inmigrantes judíos, una cifra superior a la de toda la población judía del país en 1917. La mayoría de aquellos refugiados, principalmente de Alemania, pero también de otros países vecinos donde la persecución antisemita se estaba intensificando, eran personas cultas y cualificadas. Gracias al Acuerdo de Transferencia alcanzado entre el Gobierno nazi y el movimiento sionista a cambio de que este levantara el boicot judío a Alemania, a los judíos alemanes se les permitió llevar consigo activos por un valor total de cien millones de dólares.[84]
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted6 hours ago
    La mayoría de los palestinos, sin embargo, se oponían frontalmente a todos los aspectos de la propuesta, tanto la partición de su país como la creación en él de un Estado judío —por pequeño que fuera— y la expulsión de dicho Estado de la mayor parte de su población árabe. Más tarde, cuando la revuelta alcanzó su punto álgido, a finales de 1937 y comienzos de 1938, se produjo un conflicto interno aún más intenso entre los palestinos derivado de la agria división surgida entre los leales al muftí, que no apoyaban ningún tipo de compromiso con los británicos, y sus adversarios, liderados por el exalcalde de Jerusalén Raghib al-Nashashibi, que adoptaban una postura más conciliadora. En opinión de Isa al-Isa, las disputas internas entre los palestinos, que a finales de la década de 1930 produjeron cientos de asesinatos, minaron gravemente su fuerza. Él mismo se vio obligado a exiliarse a Beirut en 1938 después de que su vida se viera amenazada y perdiera todos sus libros y documentos al incendiarse su casa en Ramla. El incendio, que sin duda fue obra de los hombres del muftí, le sumió en una profunda amargura.[99] Si al principio la revuelta «iba dirigida contra los ingleses y los judíos» —escribió—, luego se «transformó en una guerra civil, donde los métodos de terrorismo, pillaje, robo, incendio y asesinato se hicieron moneda corriente».[100]
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted6 hours ago
    En suma: el Mandato permitía en esencia la creación de una administración sionista paralela a la del Gobierno mandatario británico, que asumía la tarea de fomentarla y apoyarla. Ese organismo paralelo estaba destinado a ejercer, para una parte de la población, muchas de las funciones propias de un Estado soberano, como la representación democrática y el control de la educación, la sanidad, las obras públicas y la diplomacia internacional. Para disfrutar de todos los atributos inherentes a la soberanía, a esta entidad le faltaba únicamente la fuerza militar. También eso llegaría con el tiempo.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted6 hours ago
    La frustración de la población palestina por la ineficaz actuación de sus líderes durante quince años de congresos, manifestaciones y reuniones inútiles con inflexibles funcionarios británicos llevó finalmente a un masivo levantamiento popular. Comenzó con una huelga general que se prolongaría durante seis meses —una de las más largas de toda la historia colonial—, iniciada espontáneamente en todo el país por grupos de jóvenes militantes de clase media urbana (muchos de ellos, miembros del Partido Istiqlal). La huelga finalmente desembocaría en la Gran Revuelta de 1936-1939, el acontecimiento crucial que marcaría el periodo de entreguerras en Palestina.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted6 hours ago
    en 1939 la población judía pasaría a representar más del 30 % del total. A la luz de aquel crecimiento económico acelerado y aquella rápida transformación demográfica producidos en el plazo de solo siete años, combinados con una considerable expansión de la capacidad militar del movimiento sionista, se hizo evidente para sus líderes que pronto dispondrían del núcleo demográfico, económico, territorial y militar necesario para lograr el dominio de todo el país, o al menos de la mayor parte de él. Como declararía Ben-Gurión en ese momento, «la inmigración a un ritmo de sesenta mil [personas] al año implica [la existencia de] un Estado judío en toda Palestina».[85] Muchos palestinos llegaron a una conclusión similar.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted6 hours ago
    De todos los servicios que Gran Bretaña prestó al movimiento sionista antes de 1939, probablemente el más valioso fue la represión armada de la resistencia palestina plasmada en la revuelta. La sangrienta guerra librada contra la mayoría del país, en la que murieron, resultaron heridos, fueron encarcelados o tuvieron que exiliarse entre el 14 % y el 17 % de los varones árabes adultos de Palestina,[88] vino a ilustrar de manera inequívoca la desnuda verdad proclamada por Jabotinsky acerca de la necesidad de usar la fuerza para que el proyecto sionista pudiera tener éxito. Para sofocar el levantamiento, el Imperio británico desplegó dos divisiones de tropas adicionales, además de varios escuadrones de bombarderos y toda la parafernalia represiva que había perfeccionado durante muchas décadas de guerras coloniales.[89]
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted6 hours ago
    El grado de insensibilidad y crueldad utilizadas fue mucho más allá de las ejecuciones sumarias. En 1937, el jeque Farhan al-Saadi, un líder rebelde de ochenta y un años, fue condenado a muerte y ejecutado por la posesión de una sola bala. Según la ley marcial vigente en aquel momento, bastaba esa única bala para merecer la pena capital, especialmente en el caso de un guerrillero consumado como Al-Saadi.[90] Los tribunales militares dictaron más de un centenar de sentencias de muerte de este tipo tras la celebración de juicios sumarios, pero hubo muchos más palestinos ejecutados en el acto por las tropas británicas.[91] Enfurecidos por las acciones de los rebeldes, que tendían emboscadas a sus convoyes y volaban sus trenes, los británicos optaron por atar a prisioneros palestinos en la parte delantera de sus locomotoras y vehículos blindados para evitar así los ataques rebeldes, una táctica que habían estrenado en su vano intento de aplastar la resistencia de los irlandeses durante su guerra de independencia en 1919-1921.[92] La demolición de las viviendas de los rebeldes encarcelados o ejecutados, o de los presuntos rebeldes o sus familiares, era otra táctica rutinaria que los británicos sacaron del manual que habían desarrollado en Irlanda.[93] Otras dos prácticas imperiales ampliamente empleadas en la represión de los palestinos fueron el encarcelamiento de miles de personas sin juicio y el destierro de los líderes problemáticos.
  • Victor Avilés Velazquezhas quoted6 hours ago
    El decepcionante resultado de esta intervención llegaría en julio de 1937, cuando una comisión real dirigida por lord Peel y encargada de investigar el malestar en Palestina propuso la partición del país para crear un pequeño Estado judío en una franja de territorio —de aproximadamente el 17 % del total— de la que serían expulsados más de doscientos mil árabes (una expulsión que se calificaba eufemísticamente de «transferencia»). De acuerdo con este plan, el resto del país permanecería bajo el control británico o bien se entregaría a un gobernante clientelar de Gran Bretaña, el emir Abdullah (o Abdalá) de Transjordania, lo que desde la perspectiva palestina venía a ser prácticamente lo mismo. Una vez más, se trataba a los palestinos como si no tuvieran su propia existencia nacional ni sus propios derechos colectivos.
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