Del mismo modo, el oro y la plata que se llevaron los españoles de sus colonias no fueron riqueza, sino dinero. Eso les permitió adquirir en Europa bienes y servicios a destajo, lo que produjo un proceso inflacionario, es decir, de alza de precios. De ahí que, en economía es una falacia decir que los españoles se llevaron riqueza de América, al referirse a los barcos cargados de oro y plata, pues en realidad se llevaron una gran cantidad de medios de pago que les servía solo a ellos para demandar bienes y servicios. Gracias a esos medios de pago o intercambio, pudieron adquirir parte de la riqueza que producían otros europeos quienes recibían las monedas de oro y plata como pago. La importación de productos agrícolas y ganaderos, provenientes de América, sí habría sido riqueza real para los españoles, ya que, precisamente, por este tipo de bienes sí se paga con dinero. Pero lamentablemente, esta no es la idea colectiva que predomina, sino más bien una representación de que España empobreció a sus colonias y se enriqueció a costa de ellas, al llevarse el oro y la plata. Sin embargo, esto no tiene sentido ya que dichos metales no tenían ninguna utilidad para los nativos de América y en Europa solo les eran útiles como medio de intercambio para una riqueza producida previamente por los mismos europeos