Todas las páginas de este libro contradicen la imagen que la mayoría de las películas y muchos libros de historia nos han transmitido de un Egipto poblado de momias, tumbas y terrores. Kémit, el País Negro, era, al contrario, el lugar de la luz y de la alegría. Hubo una manera egipcia de vivir, de pensar y de obrar; y, en ese estilo particular de concebir la vida y el mundo, profundamente africano, no había espacio para el odio, el terror o la destrucción. Y así lo narra el profesor Ferran Iniesta, con gran erudición, sensibilidad y capacidad divulgadora, en una obra no exenta de polémica: en ella, enfatiza el vitalismo africano del pensamiento del antiguo Egipto frente al pesimismo existencial y muestra cómo la cultura egipcia desafió el dolor, el miedo y la muerte con un canto amable a la armonía universal, allí donde Seth y Horus (los Dos Combatientes) se complementan como partes dinámicas de Thot, la suprema sabiduría.