A los veinte años, huérfana y con dos hermanos a cuestas, Denise llega a París dispuesta a trabajar en la pañería de su tío Baudu. Pero corren tiempos difíciles, el pequeño comercio está en crisis y el nuevo gigante de los grandes almacenes amenaza con acabar con él. Así las cosas, Denise tiene que emplearse en El Paraíso de las Damas -«¡una tienda de novedades con diecinueve departamentos y cuatrocientos tres empleados!»-, propiedad de Octave Mouret, el «despótico monarca de la moda», cuyo lema es «actuar, crear, llevarles la contraria a los acontecimientos y vencerlos, o que te venzan ellos».
Las ideas de Mouret van a revolucionar –con sus precios sin competencia, sus promociones fabulosas, su publicidad incesante— no solo el sistema comercial sino la misma constitución social y hasta urbanística de París. Y, mientras Mouret rige los destinos de «un pueblo de coquetas» y los pequeños comerciantes resisten heroicamente nace una historia de amor desafiante, turbadora y ardiente entre el patrón y la empleada. El Paraíso de las Damas (1883) es una de las novelas más penetrantes, y atípicamente más optimistas, de Émile Zola.