Cada vez que aparece una nueva biografía del Libertador Simón Bolívar surge inevitablemente la pregunta: ¿hacía falta una más? Quizá la pregunta no es tan pertinente en Argentina, donde se publicó la primera edición de esta obra, pero sí lo es en cualquiera de los países de la antigua Gran Colombia, región donde abundan los libros sobre Bolívar. Podría inclusive resultar sospechoso el hecho de que el autor del presente libro, más conocido por sus escritos sobre Santander y admirador confeso aunque no incondicional de sus logros, centre ahora su mirada sobre el enemigo político del Hombre de las Leyes. Sin embargo, quisiera hacer constar desde un principio que, a mi modo de ver, ha habido cierta exageración en lo escrito acerca de las discrepancias entre estos dos próceres. Hace unos años había redactado inclusive un artículo con el título Bolívar y Santander, dos vertientes de una sola política. La sola política era, por supuesto, el liberalismo en sentido amplio, ya que Bolívar compartía la mayor parte de la filosofía liberal de la Ilustración europea, aun cuando no viera aplicables a Hispanoamérica todas las innovaciones liberales.