La guerra interna de Guatemala, como los otros conflictos que le siguieron en Centroamérica (en El Salvador y Nicaragua, sobre todo), fue generalmente descrita en el contexto de la rivalidad entre Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba, y a las causas locales se les restaba importancia, pero esa guerra, de hecho y en esencia, se promovía para proteger a una élite atrinche