Tiburón acaba de salir del talego tras pasar cuatro años, cuatro meses y cuatro días a la sombra. Puede que no parezca demasiado tiempo pero estamos en 1992 y, al poner el pie en la calle, nuestro gánster se encuentra con una Barcelona que se ha vuelto loca con la celebración de los Juegos Olímpicos. Lo primero: ir a buscar a la Loli, su puta favorita, y su Magnum 357. Después: vengarse del poli corrupto que lo enchironó. Pero Tiburón no lleva ni un día fuera de la Modelo cuando una compañera de gremio de la Loli aparece muerta en una pensión de mala muerte. En la mesita de noche, una aleta de tiburón.