Es 1922. Anaïs Nin viaja a Cuba tras el rastro de un padre ausente e idealizado, en busca de su familia. Tiene 19 años y se ha comprometido con Hugo Guiler, un rico banquero cuyos padres se oponen a que su hijo se case con una latina católica y morena. Él está en Europa meditando sobre la decisión que habrá de tomar. Ella, de vuelta en la entrañable ciudad de sus padres tras haber vivido en Estados Unidos, escribe el diario por el que será conocida. A partir de las alusiones en éste a aquel periodo, Wendy Guerra imagina lo que Anaïs pudo sentir al llegar a la isla, sus dudas sobre la conveniencia de casarse, sus deseos de ser escritora y vivir en París y su determinación de ser una mujer libre, guiada sólo por la cadencia de su deseo. ‘Proyecté un apócrifo de sus líneas vacías a partir de un diario casi virgen que reescribo hoy de memoria, con los ojos cerrados y puño firme. Poseída por sus testimonios. Vivimos épocas distintas, pero acabamos encontrándonos en La Habana.‘ WENDY GUERRA