¿Es posible condensar lo sucedido en los últimos trece mil millones de años, explicando qué, cómo, cuándo y, sobre todo, cómo lo vamos sabiendo? La respuesta no sólo es afirmativa, sino que supone también superar otros retos: hacerlo en menos de quinientaspáginas de texto; evitar fórmulas matemáticas y lenguajes ajenos a lo que un lector no especialista puede entender; pero sobre todo transmitirlo de manera tan atractiva que el lector se siente un viajero en un territorio desconocido y sorprendente.