“Toda relación que no favorezca la expansión del Yo, que impida el crecimiento, aun cuando sea estable y/o aparentemente gratificadora, encierra el germen de su propia destrucción. Poder ver estas limitaciones oportunamente es de un valor incalculable. La relación verdadera con el otro, en el cual en un momento hemos creído y ante cuya presencia fuimos capaces de trascender y traspasar nuestra angustia