Me gusta el mundo. Me gusta que sea horrible y hermoso, siempre tan enorme, siempre tan lleno de posibilidades. Me gusta que guarde sorpresas, aunque no tengo claro si que Asha recuerde a la Ianthe de ocho años mirando desde el balcón del entrepiso, en aquella sala llena de gente desconocida, es una buena o mala.